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27 jul 2015

“Mis amigos me mandan ‘memes’ y tienen una gracia increíble”

Julio Iglesias lanza nuevo disco. Y lo sabes. Además de por su voz, es, a día de hoy, un fenómeno viral gracias a sus conocidos memes. "Me río mucho con ellos. Todos mis amigos me mandan memes de estos al móvil y algunos tienen una gracia increíble", comenta Julio al ser preguntado, cómo no, por esas imágenes cómicas de las él es protagonista. "Algunos me parecen un poquito regulares y otros me divierten", añade.
El afamado cantante español ha atendido a los micrófonos de Hoy por hoy para hablarnos de su último lanzamiento México. Julio Iglesiasun recopilatorio de canciones tradicionales mejicanas versionadas con un "estilo contemporáneo" y que verá la luz el próximo 18 de septiembre.
"Este álbum no es para mostrar temas mejicanos poco conocidos, sino para cantar las canciones más populares de Méjico con un estilo más moderno", afirma Julio, confiado de que ha sido un acierto volver a la música en castellano tras varios discos grabados en inglés.
Siempre ligado a Latinoamérica, reconoce ser un enamorado de la cultura mejicana y considera que las producciones musicales realizadas en este país en los años 40, 50 y 60 son "la música latina más emocionante de todas".
En cuanto a su familia, confesó que no pensaba que su hijo Enrique fuera a ser cantante. "No lo pensaba porque siempre se escondía. Cantaba sin que lo supiera. Ahora tampoco me cuenta nada de sus hijos mayores", señala.
Madridista confeso, el artista español se mostró indignado con la marcha de Iker Casillas del Real Madrid. "Es una injusticia total. Es algo que nace del propio estadio que, durante año y medio, le ha estado pitando. Es horrible y una vergüenza que se le pite a uno de los mejores de la historia en su propio feudo", apunta Julio.

Al tanto de la situación política

Son momentos de cambio en el panorama político español y, aunque viva su día a día de país en país, Julio Iglesias no vive ajeno a la actualidad. "Es complicado valorar la situación porque aún no he visto trabajar a los nuevos partidos", señala el cantante.
A su juicio, las fuerzas políticas tradicionales se han "descuidado" y "han fallado a la hora de comunicar sus políticas". No obstante, confía en que "los nuevos partidos políticos despierten a los de siempre".

Una noche con Julio Iglesias

-"¡A ver!, ¿Dónde está el periodista? ¿Eres tú el periodista, blanquito?
-"Sí, Julio. Soy yo", es lo único que acierto a decirle con cara de alelado.
Con su mano derecha -la de los gestos- estrecha la mía y con la izquierda -la del micrófono- me arrea un sopapo que me despierta parcialmente del shock en el que llevaba desde que me llamaron al móvil para preguntarme: "¿Quieres cenar esta noche con tu ídolo?".
Julio Iglesias acaba de presentar ´Fallaste corazón´, el primer single de su próximo disco: un álbum con 12 canciones dedicadas clásicas de México, pero cantadas al estilo de Julio. Un disco que saldrá a la venta en septiembre y que el propio Julio me avanzó durante una cena que compartí con él en Cascais (Portugal). "Mira flaco, he grabado el mejor trabajo en la historia musical de México. Y no es que lo diga yo, es que me lo han dicho ellos. Invité a mi casa a representantes del gobierno mexicano. Les puse las canciones mexicanas de hace 50 años, después oímos versiones de artistas mexicanos y en cuanto escucharon mi nuevo disco me ofrecieron un contrato para una gira de conciertos institucionales por México". Me lo contó con orgullo -va a ser embajador de un país donde a los españoles les siguen llamando peyorativamente ´gachupines´-, pero también con el escozor y la resignación de que gente importante de España nunca le haya llamado para hacer algo así.
Creo que todo el mundo tiene alguna pasión en la vida. Algo que complementa a su familia y su trabajo. La mía se llama Julio Iglesias. Hace tiempo que me prometí verle en concierto, al menos, una vez al año hasta que él o yo fallemos por causas de fuerza mayor. Esa promesa me ha llevado a verle cantar casi en toda España (Valencia, Lucena, Mérida, Valladolid, León...) pero cuando se ha dado el caso de que las fechas en España no me cuadran, he mantenido mi promesa viajando a Bulgaria, Holanda, Portugal... Precisamente en Lisboa toqué techo.
El pasado mes de mayo moví los hilos precisos para gestionar ese encuentro. En teoría nos íbamos a ver un viernes y el encuentro iba a consistir en estrecharnos la mano e intercambiar algunas palabras en su hotel, pero por culpa de un fuerte dolor de espalda Julio canceló la cita justo cuando yo estaba embarcando en el avión que me llevaba a Lisboa. Llegué a Portugal con la moral por los suelos.
-"Tiene que sentirse realmente mal para no venir, pero ten por seguro que mañana va a dar señales de vida", me aseguraban. Y lo hizo. Cuatro horas antes del concierto recibí la llamada que esperaba:"¿Quieres cenar esta noche con Julio Iglesias? Pues procura estar pendiente del móvil y te diremos cómo quedar".
Julio congregó a 25.000 espectadores en el Meo Arena y en mitad del concierto sonó mi teléfono. "¿Señor Hernández?, acuda inmediatamente a la rampa norte del pabellón", me dijo una voz en portugués. Me faltó tiempo para salir corriendo hacia el punto de encuentro. Allí saludo a mi intermediario y me meten en un ascensor junto a la Infanta Margarita. Generalmente los silencios incómodos en los ascensores se rompen con frases del tipo "¡Qué buena noche se ha quedado!" o "parece que ya hay hambre", pero con un Borbón...
-"Buenas noches, Infanta. ¿Le ha gustado el concierto?", le pregunto.
-"Sí, pero no ha cantado la de Nathalie", me dice, a lo que su acompañante añade: "Y mira que la ha pedido usted a gritos".
El ascensor nos llevó a la zona de camerinos. Allí acomodan a la infanta junto a la puerta del vestuario del cantante y nos piden que esperemos porque Julio Iglesias sigue cantando.
A lo lejos escucho el sonido de ´Me va, me va´ y para los que conocemos el repertorio significa que el show va a terminar. En efecto, a los pocos segundos Julio Iglesias aparece por el pasillo. Viene empapado de sudor y con cara de enfado. La gente que le esperaba se queda totalmente callada hasta que un colaborador del cantante sale del camerino para decir que Julio no va a recibir a nadie. Tras soltar la ´bomba´ a las 15 personas que estaban esperando me busca con la mirada y me pregunta: "¿Eres el que va a cenar con él? Te voy a decir el restaurante al que tienes que ir yendo". Me lleva a una salita vacía y me habla en voz muy baja: "No te lo puedo decir ahí afuera porque hay demasiada gente escuchando. El restaurante se llama Mar do Guincho y está a unos 40 minutos en coche, así que ve yendo".
A la salida del pabellón me espera un chófer y comparto el coche con otros dos comensales invitados por Julio Iglesias: un alto directivo de una multinacional de las telecomunicaciones -que resultó ser paisano mío- y su pareja.
Cuando llego al restaurante son cerca de la 1:30 de la noche en Portugal y está totalmente cerrado, aunque dentro hay luz. Telefoneo para avisarles de que estoy esperando en la puerta y hasta me hago gracia al oírme decir: "Buenas noches, tengo una reserva a nombre de Julio Iglesias y estoy en la puerta". ¡Cómo suena eso!
Los camareros no me conocen, pero pensarían que ´si cena con Julio Iglesias éste debe ser un tipo importante´, así que nada más cruzar la puerta me agasajan y me plantan una copa de oporto en la mano. Yo suplico por agua. Los nervios me han dejado la boca como un estropajo y la espera se me está haciendo larga. "A ver si al final se echa para atrás y no viene...".
Son casi las 2:30 de la noche y por los ventanales del restaurante veo como una caravana de focos se acerca. Ya no hay duda, es él.
Yo ya había leído a muchos periodistas y amigos del cantante que aseguran que Julio Iglesias es un conversador excepcional, y que un cara a cara con él impacta mucho, pero ahora puedo dar fe de ello.Nada más verle entrar en el comedor ya te llega el efecto de un carisma arrollador. Es como una onda expansiva que nos tumbó a todos, incluso al que me venía diciendo por el camino: "Comprendo que a ti te haga ilusión, pero a mí me da igual estar aquí".
Somos unos extraños, pero Julio sabe de sobra con quién va a cenar esa noche. Está todavía a unos diez metros de mí y ya levanta la voz: "A ver. ¿Dónde está el periodista...? De entrada me sorprende su estatura. Tiene 71 años y con la edad ha ´encogido´, pero aun así me saca una cabeza. Me sorprende también su voz. En las entrevistas de los últimos años su voz suena ronca, pero aquí no. En persona Julio sigue teniendo ese tono de voz entre dulzón y pijo ´miamense´.
-"Perdonadme, pero es que estoy afónico", se excusa. El día antes pude escuchar el mensaje que Julio le dejó a mi intermediario en el buzón de voz y sonaba más cálido aún.
Desde el primer minuto Julio lo controla todo, hasta la posición en la que nos vamos a sentar. "Aquí a mi derecha, mi novia (bromea con su asistente personal). A mi izquierda, mis otras novias (tres coristas de Paraguay, Brasil y Rusia) Tú te vas a sentar enfrente de mí, que quiero verte los ojos cuando hablas", le dice a un íntimo amigo suyo. "Tú, bella. Ponte aquí cerca", le indica a la política con la que compartí el viaje. "Y los otros dos feos -por el cuarto invitado y por mí-, que se pongan por ahí lejos", nos dice con un guiño.
La cena consiste en una enorme mesa ya servida con langostas, gambas, nécoras y todo tipo de mariscos. A Julio Iglesias le apasiona comer marisco y beber vino y me lo deja claro desde el principio:
-"Vamos a pedir un buen vino, porque ya sabéis que me encanta el vino". Levanta la mano y le pide al camarero que le diga cuáles son sus mejores vinos, pero las referencias no le convencen: "No, no, no. Dime cuál es el mejor vino que tengáis. Quiero probar vinos buenos portugueses". El camarero descorcha una botella y le sirve en una copa ancha para que lo cate. Julio tapa la copa con la palma de la mano, lo agita y lo huele levantando un poco la mano, pero tuerce el gesto. Se lo lleva a la boca y trata de ser cortés sin poder disimular que no le ha gustado: "Es que este vino está caliente. ¿Sabes lo que vamos a hacer? Mira, vamos a beber Don Perignon".
Yo me permito el lujo de llevarle la contraria: rechazo el champán y pido que me sirvan el vino. Efectivamente, no es un tinto extraordinario (aunque seguramente sí muy caro), pero lo prefiero mil veces antes que el champán, por muy Don Perignon que sea. De hecho, al final de la cena Julio tira al monte y acaba recurriendo al vino de los demás. "Mira, te cojo tu copa porque como veo que no bebes...".
Ya que hablamos de vinos le pregunto que qué tal está funcionando la bodega de la que es accionista: Montecastro, en Ribera del Duero. "Pues nos hemos unido con Hacienda Monasterio y se está exportando sobre todo", responde y me cambia rápido de tema: "Pero dime una cosa, flaco. Cuéntame de fútbol". Charlamos unos segundos sobre la UDS, el Real Madrid, el despido de Ancelotti...Julio está cómodo y pasa de formalidades mientras come. Va seleccionado nécoras, las voltea se las acerca a la nariz y las huele fuertemente. "Esta es fresca", dice y se la sirve en el plato a quien tenga más cerca. Habla mientras come con total naturalidad y hace que los demás también se desinhiban.
De repente, no sé muy bien cómo, la conversación da un giro radical que me deja fuera de juego.Julio nos cuenta que está intentando vender su jet privado, y que las cifras que se barajan le parecen bajas porque "el avión está como nuevo".
-"Lo quiero cambiar por un modelo superior de Gulfstream porque a 45.000 pies se mueve y yo me cago vivo", y provoca la risa de todos.
-"Pues no es mal precio, porque en mi empresa se vendió uno por cinco millones menos, aunque era más viejo que el tuyo", le rebaten.
Yo estoy ´out´. La venta de jets privados no es mi tema fuerte de discusión. Me siento mucho más cómodo cuando Julio se pone chistoso, que es constantemente. Hace un gesto para pedir silencio y me pregunta: "Flaco, ¿tú sabes cómo hago yo el casting de las coristas?". Me termina de contar la broma (que la omito) en medio de las risas y levanta la mano para chocarme los cinco.
El cantante no desaprovecha ni la más mínima ocasión de hacer algún chascarrillo picantón y a sus 71 no ha perdido el ´toque´. Coquetea con las coristas, lanza piropos a todas las mujeres de la mesa, reparte una caricia, pide un beso, bromea: "Bonita, diles a esta gente, ¿a que no soy tan buen amante como se dice?". Entre broma y broma la sensación que me queda es que tiene algo con todas ellas, pero otras veces les dedica gestos realmente cariñosos y ya me entran las dudas: "Bueno, a lo mejor sólo son bromas".
Sobre sus próximos trabajos nos habla de "un disco de canciones mexicanas (a la venta en septiembre) que he grabado durante el último año y medio y que me ha destrozado la espalda" y un álbum de dúos con grandes artistas de habla inglesa, previsto para 2017.
Alguien le felicita por el concierto y él rebate: "¡Nooo! He cantado como el culo". En realidad no cantó mal. En absoluto. Lo que sucedió es que una fila de altavoces sonaba como un segundo más tarde que el resto y eso hizo que un lateral del pabellón comenzara a silbar en mitad de un tango. Julio no tenía ni idea de qué estaba pasando y sus técnicos no acertaban a decirle qué fallaba, así que ordenó parar la música y se arrancó a cantar Caruso casi a capella. "Cuando estás en el escenario delante de 20.000 personas y oyes silbidos, te preguntas ¿pero qué necesidad tengo yo de estar aquí con casi 72 años? Pero cantar es lo que mantiene vivo, y ahí está la experiencia para cantar Caruso, que es una canción que hace tiempo me sugirió Pavarotti y con la que el público suele venirse arriba". Efectivamente, Julio Iglesias puso en pie al público con un tema propio de tenores, pero que él ha sabido llevar a su terreno.
Llegan los postres y Julio pide un helado "para quitar el sabor del marisco". Cuando le sirven una enorme copa se lleva las manos a la cabeza: "¿Pero dónde vas, chico? Esto es muchísimo. Esta misma copa pártela en trocitos para que coman todos ellos".
Pasan las horas y el personal del restaurante aprovecha para acercarse a Julio y pedirle que le firmen varios discos de vinilo. "Fíjate qué pinta de maricón tenía aquí", me dice enseñándome la portada del disco de 1990 titulado ´Julio´. Los camareros le preguntan si le había gustado la cena y aprovecha para contarnos una anécdota que le pone tierno:
-"Cuando era niño iba con mi padre a los restaurantes y los encargados le preguntaban que si todo estaba de su gusto, mi padre les decía ´todo bien, todo bien´, pero cuando ya salía por la puerta, a veces se frenaba y decía: ´Todo bien... pero regular´". Se troncha al contarlo y añade: "Mi padre era un crack".
Son las cinco de la mañana cuando Julio da una fuerte palmada y se levanta de la mesa. No tiene intención de irse al hotel. Su avión le está esperando en el aeropuerto para llevarle a su casa de Marbella. "Voy a intentar venderla. Quiero quedarme con las casas de Miami, Punta Cana y pasar más tiempo en un barquito". La velada llega a su fin y no puedo permitir que Julio se marche sin hacerme una foto con él. Soy el primero en posar, pero cuando reviso el móvil la foto ha salido movida. Imperdonable. Le asalto de nuevo.
-"Julio, hay que repetirla que no me gusta cómo ha salido". Volvemos a posar, pero esta vez Julio me agarra la cara y me la lleva a su hombro para darme un abrazo casi fraternal mientras le dice a su gente: "Éstos son los que más me quieren".
Es junio, pero en la costa portuguesa hace mucho viento. Julio se protege con bufanda y guantes. Yo ni siento ni padezco. De camino al hotel envío algunos whatsapp con las fotos que me acabo de hacer y mi mejor amigo me responde: "No eres consciente de lo que acabas de conseguir". Todavía hoy casi ni me lo creo.

JULIO IGLESIAS HABLA SOBRE LA SITUACIÓN DE IKER CASILLAS

Un mito de la música, guardameta del Real Madrid en sus inicios,ha cargado duramente con la afición del blanca por el trato dado a Casillas en los últimos tres años del portero como portero blanco: «Es una vergüenza los silbidos que recibía este muchacho, una excelente persona, cuando pisaba el césped de su club. Esos silbidos se han escuchado en China, en América, en todo el mundo», comentó Julio Iglesias. El artista lamentó, además, el mal trago que ha tenido que pasar Íker todo este tiempo: «Lo que tenía que sufrir cuando llegaba a su casa... Le han hecho la vida imposible y es una injusticia, después de las jornadas de gloria que le ha dado a su equipo y al fútbol español».
Por último, Julio Iglesias lanzó un mensaje al madridismo, para evitarun nuevo caso Casillas en el futuro«Se le debe un enorme respeto y admiración por todo lo conseguido. Ahora Iker defenderá otro escudo y otra camiseta, por lo que el madridismo debe hacer piña en torno a los jugadores que forman parte de la plantilla para intentar conseguir los objetivos fijados para la temporada 2015-2016»

Con buena salud, Julio Iglesias prepara concierto en España

Julio Iglesias se encuentra bien de salud y está trabajando en su "estudio" de Miami, donde prepara su próximo concierto, que se celebrará el 5 de agosto en la localidad española de Marbella en el marco del Festival Starlite.
Fuentes próximas al cantante confirmaron que éste prepara su actuación en España, a la que seguirán, en septiembre y octubre, una serie de conciertos en México y Latinoamérica.
"Lo que habla la prensa no es verdad" , agregaron las fuentes en relación con lasinformaciones aparecidas en diversos medios, que aseguraban que el cantante se encontraba en Nueva York ingresado por un problema cardíaco.
Según otras fuentes de la casa de representación de Julio Iglesias , informaron que Iglesias, de 71 años, ni está internado en un hospital ni ha suspendido sus citas programadas.
Ya a principios de año también se rumoreó su retirada de los escenarios y él mismo dijo: "De retirarme, absolutamente nada. Voy a cantar más que nunca" .
Sí tuvo que cancelar por un problema cardíaco provocado por el estrés un concierto en Ekaterimburgo, en Rusia, en 2008, y también en 2004 en Kuala Lumpur, donde detuvo su gira por el sureste asiático para volver a España a recuperarse.
El cantante de "Hey" y "Soy un truhán, soy un señor" es el cantante en español más exitoso de todos los tiempos, con más de 300 millones de copias despachadas, y ha cantado en 14 idiomas.
Además, ha sido condecorado por la Medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes en España, con la Legión de Honor en Francia y tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

JULIO IGLESIAS NATACIÓN Y MASAJES PARA RECUPERARSE DE SU OPERACIÓN

Dos de la madrugada del 22 de septiembre de 1962. El verano acaricia suavemente su fin y Madrid despierta por fin del letargo estival. Julio Iglesias, acompañado por sus amigos más cercanos, se entrega a la noche para celebrar su 20 cumpleaños. El júbilo y la diversión pronto se tornan en tragedia. El coche en el que se desplazan se estrella contra unos arbustos en Majadahonda, al norte de la capital. Cinco horas después del accidente, Julio abre los ojos en el hospital Eloy Gonzalo; y según el parte médico, no podrá volver a caminar nunca. Su prometedora carrera como portero del Real Madrid se esfuma de golpe. Hasta entonces jugaba en la categoría juvenil del club. Pero en aquel momento sólo pesa el vivir. Para Julio «todos los días son como el gol de Iniesta en el Mundial, porque volvió a nacer después del accidente», recuerdan los que lo conocen bien.
Permaneció semiparalítico durante un año y medio. Sus probabilidades de caminar dependían de una constante y exigente terapia dirigida por Eladio Magdaleno, un enfermero que sin proponérselo se convirtió en el primer eslabón de una carrera musical sin precedente en nuestro país.Eladio le había regalado una guitarra a Julio para que ejercitara sus dedos y fuera recuperando poco a poco la movilidad. Ese instrumento de seis cuerdas se convierte en su fiel acompañante, en una válvula de escape ante los recuerdos del accidente. Sentado en la cama del hospital compone «La vida sigue igual», inspirada en los pacientes de su alrededor. En el silencio de los que morían y en el llanto de los recién nacidos que saludaban la vida.
Su padre, Julio Iglesias Puga, ya por entonces un reputado ginecólogo, cerró su clínica para dedicarse en cuerpo y alma a la recuperación de su hijo. Los pronósticos de sus compañeros médicos no eran muy esperanzadores, pero padre e hijo protagonizan una gran historia de superación. «No te he traído a la vida para que te quedes en una silla de ruedas», le espetaba una y otra vez su progenitor. Julio le plantó cara a la adversidad, y buena cuenta de ello da el papel pintado que cubre las paredes de su casa, adonde regresa tras recibir el alta. Día sí día también, aparece lleno de arañazos. Estas marcas reflejan todas las veces que el madrileño intentó ponerse de pie.
El éxito de Julio en la música no puede entenderse sin este accidente. Las secuelas no le abandonaron nunca, pero él siempre supo anteponerse. Su lesión en la columna vertebral le ha provocado numerosas dolencias de espalda a lo largo de su vida. «Sus huesos no envejecen igual que los de una persona que no ha sufrido un accidente», explican desde su círculo íntimo.

La recuperación

Cincuenta y dos años después de aquella fatídica noche, hace dos semanas fue sometido a una intervención médica en la parte lumbar de la espalda, como parte de un chequeo rutinario en el hospital Monte Sinaí de Nueva York. Allí lo trata el cardiólogo español Valentín Fuster, afincado desde el 94 en la Gran Manzana, y con el que mantiene una excelente amistad. En ningún caso ha sufrido un problema cardíaco, tal y como informaron algunos medios, desatando la alarma sobre su estado de salud.
Actualmente se encuentra descansando en su casa de Miami, en Indian Creek, recuperándose de la operación. Julio practica natación a diario, una rutina que heredó de su padre, y con frecuencia recibe terapia de un masajista. El eterno «truhán» de la música española reanudará su actividad tras el reposo que debe guardar, recomendado por los doctores. Del 20 al 23 de julio estará en Marbella para promocionar su primer disco en español en los últimos trece años y atender a los medios. Un trabajo cuyas letras homenajean a México. Y unos días más tarde, el 5 de agosto, regresará a Marbella para ofrecer un concierto en el marco del Festival Starlite.
El próximo septiembre Julio cumplirá 72 años, pero a él no le abruman las cifras. Ha lanzado ochenta discos en catorce idiomas, de los que ha vendido mas de 300 millones de copias y por los que ha obtenido numerosos premios. Sus temas cargados de romanticismo, su elegante manera de moverse en el escenario, la mano siempre en el pecho, lo han convertido en un mito viviente. Sus fans le siguen aclamando como el primer día. La vida sigue igual.

1 jul 2015

PRECIOS ENTRADAS JULIO IGLESIAS STARLITE 2015


COMUNICADO DE PRENSA DE JULIO IGLESIAS


Julio Iglesias, operado de un problema en la espalda

El cantante español Julio Iglesias ha tenido que ser operado por un problema en "la parte lumbar" de la espalda lo que obligará a permanecer "en reposo", ha informado esta mañana en un escueto comunicado su discográfica en España.
"La semana pasada , Julio Iglesias tuvo una pequeña intervención médica en la parte lumbar de la espalda, como parte de un chequeo rutinario en Nueva York. Julio Iglesias volverá a todas sus actividades tras el reposo que debe guardar recomendado por los doctores", señala en un solo párrafo, en inglés y español, Sony Music.
El comunicado de la discográfica se emitía después de que este martes LOC desvelase que el cantante estuvo hace unos días en la consulta del cardiólogo Valentín Fuster en el hospital Mount Sinai de Nueva York.
El artista, nacido el 23 de septiembre de 1943 en Madrid, tuvo un accidente de coche, el 22 de septiembre de 1963, en el que sufrió varias fracturas en las piernas y una lesión en la columna vertebral, que le dejaron semiparalítico durante año y medio.
Fue en el hospital donde Iglesias, que hasta entonces tenía una prometedora carrera en el fútbol, aprendió a tocar la guitarra, regalo de un enfermero, y empezó a componer canciones, una etapa que se refleja en la película 'La vida sigue igual'.