Por SARAH MORENO. Para Julio Iglesias, conservar la mirada de la gente es ``el privilegio'' que le ha dado la vida. ``Cuando has tenido esa mirada y la pierdes, te mueres de pena'', reconoce el cantante español, en entrevista telefónica con El Nuevo Herald desde su casa en Punta Cana, República Dominicana, con motivo de su regreso a los escenarios de Miami este domingo en un concierto en el Seminole Hard Rock Live.
Sin dejarse llevar por la confianza y la seguridad que le aportan más de cuatro décadas de carrera musical, Iglesias señala que ``sigo aprendiendo para que el público me quiera''.
``Parar el tiempo es imposible, pero sí puedes mejorar lo que hiciste mal'', comenta, reconociendo que al principio de su carrera fue un ``cantante malo'' que ha conseguido hacerse bueno.
``Aprendí a cantar cuando me enseñaron los grandes, desde los clásicos a los contemporáneos, desde Plácido Domingo hasta Sting'', concede Iglesias, de 67 años.
``Creo que es un proyecto histórico porque me han dado la oportunidad de grabar todo con los nuevos sistemas [tecnológicos], y con el mismo sentimiento, pero sin hacer una caricatura de lo anterior'', informa sobre el material musical que prepara, en el que hará un paseo por su carrera.
``Voy a cantarlas todas, menos los 200 duetos, que son irrepetibles'', apunta sobre colaboraciones memorables con Willie Nelson, Diana Ross, Pedro Vargas y otras estrellas internacionales.
¿Con cuáles de estos intérpretes te has llevado mejor?
``Conmigo, porque cuando estoy cantando, puedo repetir'', contesta sin dudarlo, siguiendo el tono medio en serio, medio en broma que ha escogido para esta conversación, en la que a veces incluye a su esposa, la ex modelo holandesa Miranda
Rijnsburger.
``Tengo cinco hijos preciosos, una mujer maravillosa, un público que me quiere y bebo un buen vino todas las noches'', comenta satisfecho Iglesias, refiriédonse en este caso a sus hijos menores, nacidos de su relación con Rijnsburger: Miguel Alejandro, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina, y el benjamín, Guillermo.
``Quiero muchísimo a mis hijos mayores y estoy feliz de que mis hijos pequeños tengan hermanos tan buenos como tienen'', dice refiriéndose a Chabeli, Julio José y Enrique. ``Pero reconozco que fui un papá regular, y ahora soy un papá regulado, porque soy más disciplinado''.
En ese sentido, sus hijos más pequeños tienen la suerte de encontrarse a un papá menos estricto. ``Antes era casi todo `no', ahora casi todo es `sí'. Lo más bonito del anglosajonamiento es que el sí es más importante que el no'', señala.
Según el cantante, ``la terrible ambición --la lógica, no la desmedida-- la disciplina, la inteligencia y la suerte'', son los motores que mantienen vigente a un artista que ha llegado a conocerse.
``Si me miro al espejo es por la gente, porque si por mí fuera habría dejado de hacerlo hace 30 años. Si no como mucho, es para no estar gordo delante de la gente, porque creo que los artistas debemos crecer y hacer las cosas que el público quiere'', apunta.
Agradecido, curioso y enamorado de la luz son palabras que podrían describirlo. La curiosidad se manifiesta a través de su sentido de la estética,precisa.
``He pintado con la cabeza, he descubierto los colores, la clave está en saber cuándo la mañana tiene más o menos luz'', sugiere, explicando que la luz, la energía y la juventud de Miami como ciudad lo llevaron a establecer una residencia en la isla de Indian Creek, en la Bahía de Biscayne.
``Descubro la felicidad todos los días, siento que soy joven y estoy alerta'', resume, como si no tuviera nada que pedir. •
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