Julio Iglesias: «Me casé a una hora intempestiva»

(En la imagen,la Capilla de la casa de Julio Iglesias en Ojén,donde se realizó la misa de acción de gracias).
Hicieron falta dos decenios de vida en común y cinco hijos para que Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger decidieran formalizar su relación, una historia de amor que comenzó en la década de los noventa. Se lo habían preguntado miles de veces a lo largo de estos veinte años, pero el cantante alegaba que no se casaba porque Miranda no quería. Para más inri, el autor de Hey! reconocía recientemente en una entrevista realizada por la revista ¡Hola! no tener la «más mínima curiosidad por el matrimonio».

La noticia saltó ayer por la mañana cuando el cantante aseguraba por medio de un comunicado que había contraído matrimonio con la mujer de su vida en Marbella. Ni sus amigos más íntimos, entre los que se encuentra el columnista de La Voz de Galicia Fernando Ónega, lo sabían. «Estaba en televisión cuando llegó el comunicado, lo llamé y le di la enhorabuena. No sabía nada y eso que estuve cenando con él el domingo». Cuando Ónega le preguntó porqué no le había contado nada, el cantante le aseguró que nadie de su círculo más cercano tenía conocimiento del enlace, y por eso ni siquiera trascendió la hora de la ceremonia. Se trataba de mantener la máxima privacidad en un momento tan especial. «Me casé a una hora intempestiva», le confesó el cantante a Ónega.La boda religiosa tuvo lugar en la parroquia Virgen del Carmen el pasado martes 24 de agosto en una ceremonia íntima a la que solo acudieron los cinco hijos menores del cantante y dos testigos, Frutos, uno de sus colaboradores más cercanos, y su mujer, Lidia -los cuidadores de la finca que la pareja tiene en la localidad malagueña de Ojén, próxima a Marbella-. Ni sus hijos mayores, Chábeli, Enrique y Julio, nacidos de su primer matrimonio con Isabel Presley, de la que se divorció en 1979, acudieron al enlace, como tampoco lo hizo el hermano de Julio, Carlos, que reside en Estepona. La ceremonia fue celebrada por el padre Luis de Lezema, asistido por los sacerdotes Juan Mari Laboa y Roberto Rojo. A continuación la pareja y los invitados se desplazaron hasta la casa familiar de Ojén, próxima a Marbella, donde se celebró una misa de acción de gracias en la capilla de la finca.
Julio y Miranda han organizado el enlace con la más absoluta discreción. Como ejemplo, el periodista Fernando Ónega, que pasó con la pareja la semana previa al enlace en su casa de Marbella, ni siquiera sospechó que pocas horas después iban a contraer matrimonio. «Los días previos no había movimiento de boda en esa casa. Llevaban una vida absolutamente normal, ni en las comidas ni en las cenas salió el tema», relata Ónega. Después de veinte años de relación nadie se esperaba que la pareja se casara y menos en secreto y en España, pero para su círculo más cercano, este matrimonio no tiene otro significado que «poner por escrito una relación que está más que consolidada». De la misma manera que han llevado su relación, sin alardes ni ostentaciones, Julio y Miranda han legalizado su situación y así lo hicieron público ayer, después de que el pasado miércoles saltara el rumor en el entorno del artista y de la prensa rosa.