Aunque el legendario Julio Iglesias se ha visto inevitablemente asociado al estereotipo de galán latino en sus más de 40 años de carrera musical, en realidad el cantante se siente mucho más identificado con los rasgos de la cultura hebrea que -como él mismo revela- ha heredado de sus antepasados. Describiéndose sorprendentemente como "un judío de la cintura para arriba", el afamado artista ha justificado así la emoción que le embarga cada vez que viaja a Israel para ofrecer un concierto y, de paso, para conectar con sus "compatriotas".
"Mi madre tenía ancestros judíos y por eso la historia de este pueblo siempre ha estado muy presente en mi vida cotidiana. Cada vez que vengo aquí [a Israel, donde pronto ofrecerá un recital cuyas entradas están casi agotadas] no me siento como un turista que viene de paso, sino que tengo la impresión de que vuelvo a mis raíces y me reúno con mis compatriotas. Soy consciente de los lazos que me unen al pueblo judío, soy judío de cintura para arriba y he estudiado todo sobre la Inquisición y la forma en que muchos sefardíes fueron expulsados de España", reflexionó el astro de la música en el diario The Jerusalem Post.
El carismático vocalista se plantea en tono de broma la posibilidad de solicitar un pasaporte israelí e incluso la de invocar la conocida como 'Ley del Retorno' para establecerse en el país de sus antepasados, una fantasiosa idea que no parece que vaya a materializarse, pero que tampoco impide que Julio Iglesias ejerza como improvisado embajador hebreo en sus constantes viajes por el mundo.
"La gente entiende que el pueblo judío es una raza muy especial, con fuertes tradiciones y un papel clave para entender el mundo moderno. Cuando vengo aquí siento algo especial y, cada vez que estoy fuera y explico a la gente que soy judío, veo claramente que los españoles, los rusos, los argentinos y la gente de todos los países coinciden a la hora de valorar la importancia de Israel. Todos estamos comprometidos con la tarea de proteger el país, y eso me conmueve profundamente", explicó el emblemático intérprete en tono solemne.
Por otro lado, la estrecha amistad que Julio Iglesias mantiene con el exitoso tenista Rafa Nadal -de quien también se ha especulado sobre su supuesto origen judío- ha ayudado al cantante a constatar que "sin pasión" es imposible triunfar o mantenerse en lo más alto durante un tiempo prolongado, por lo que valora especialmente que a sus 70 años su entusiasmo por la música siga viéndose recompensado por el cariño del público.
"Hace poco hablaba con Rafa Nadal sobre lo importante que es poner empeño y amor en todo lo que haces. Los campeones y los triunfadores no pueden vivir sin pasión, porque ese es realmente el combustible que nos da fuerza y nos vincula a nuestros seguidores. Si después de tantos años hay gente que quiere escucharte, es porque se valoran ese tipo de cosas", apuntó.
Haciendo gala de una humildad poco común entre estrellas tan consagradas, el español asegura que subirse a un escenario le hace sentirse "más joven" y profundamente agradecido por la mera oportunidad de poder expresarse artísticamente, una envidiable situación que, como insiste, es el resultado de un fortuito accidente de tráfico que le cambió la vida en 1962.
"Tengo 70 años, pero cuando estoy cantando me siento tan libre y joven como un chaval de 25. Y en esos momentos pienso que toda mi carrera se debe a un accidente de tráfico [el que le impidió triunfar como portero del Real Madrid], una tragedia que con el tiempo se ha convertido en bendición", concluyó.
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