
Tras el concierto, el entorno del bicampeón cenó con él en el hotel Crown y Fernando acudió a los postres. Allí, el cantante de nuestro país que más discos ha vendido le confesó su admiración, le dijo que seguía siempre que podía las carreras y se confesó un loco del deporte. Sigue también a Nadal. Los dos encontraron un punto en común, su pasión por el Real Madrid.
La gira mundial siguió, curiosamente, en Kuala Lumpur (a 60 km del circuito), donde tocó ayer ante otro auditorio entregado. No está claro que pueda asistir siquiera a los entrenamientos en Sepang, aunque Julio estaría encantado de conocer de cerca la F-1. El lunes tiene que actuar en Tokio ante miles de sus fans. Además, el circuito malayo es el más inhóspito para los aficionados VIP. Las altísimas temperaturas dejan el paddock sin ninguna estrella de relumbrón. Iglesias, que también hizo buenas migas con su compañera de profesión, Raquel del Rosario, tiene conciertos de su Tour Mundial ya cerrados hasta el próximo mes de agosto.
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