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5 ago 2011

«Agradezco que la gente se acuerde de mí y me dejen cantar en Ávila»

Han pasado 40 años desde que ofreciese su primer concierto en Ávila, 35 desde que diese los dos siguientes (en la misma temporada en la que actuó por primera vez en el Madison Square Garden de Nueva York y estableció el récord de agotar las entradas en el más corto lapso de tiempo registrado jamás por un artista en ese lugar), pero a pesar del mucho tiempo transcurrido, y de los miles de conciertos que durante ese largo periodo ha dado por todo el mundo, asegura Julio Iglesias que mantiene viva la memoria de esta tierra, a la que cuenta que ha vuelto en varias ocasiones más ‘ejerciendo’ como turista, «la última vez hace cinco años».
Optimista y cercano, dueño de un excelente sentido del humor en el que caben acertadas reflexiones a bote pronto que demuestran sus excelentes tablas en el mundo del espectáculo, practicante de una humildad que suena sincera, Julio Iglesias, lejos de cualquier tentación de ‘estrellato’, ayuda a que la entrevista resulte cómoda e interesante, además de muy agradecida.
Creo que lo primero es darle la bienvenida a Ávila después de tantos años.
Muchas gracias, pero tengo que decir que voy a Ávila completamente feliz de la vida, porque no canto allí desde hace casi 40 años, y ahora vuelvo para cantar mucho mejor de lo que lo hice entonces (risas).
¿Recuerda algo de sus anteriores conciertos en tierras abulenses?
Sí, recuerdo especialmente el concierto que di en las fiestas de verano en Arenas de San Pedro porque llegué una hora tarde y la guardia civil me estaba esperando a la entrada del pueblo. Pasé por medio de la plaza para llegar al camerino, que estaba debajo del escenario, y me llamaban de todo, con razón; pero salí al escenario, les canté Abrázame, corté las dos orejas en el primer toro y cuajé un concierto muy bueno. Aquella era la España que siempre he querido, la de la emoción, la de la pasión. Llegué tarde, fue culpa mía y me echaron el toro al corral, pero después dije ‘abrázame’ y vinieron las dos orejas; y todo eso cantando mal, que es como lo hacía entonces, porque yo he cantado mal durante los primeros años de mi carrera artística; ahora puedo presumir de que lo hago mejor.
O sea, que tenía ganas de volver a cantar en Ávila
Sí, porque si uno no aprende no vuelve a los sitios. Volver es el privilegio mayor del artista, y si te dejan volver, y más después de tantos años, es un privilegio.
¿Y qué hace un artista tan grande en una ciudad tan pequeña como Ávila?
No, no, todo lo contrario. Hace ya como diez años que me ofrecen cantar en todos los sitios, por ejemplo en el Liceo de Barcelona o en el Teatro Real de Madrid, pero yo lo que quiero ahora es cantar en las provincias españolas, porque en el fondo la España genérica, grande y absoluta no son las grandes ciudades. Aparte de eso, tengo un compromiso mucho más apasionado y menos vulnerable con el público; es decir, no tengo la exigencia de estar pendiente de todo, sólo tengo que estar pendiente del público, de cantar para ellos y ser feliz. Hay sitios en los que tienes compromisos de miles de cosas y yo no tengo ya ganas de eso, lo que me apetece es estar feliz con el público y, de hecho, no creo que vuelva a cantar más en las grandes capitales. Ya he cantado en todos los sitios y ahora quiero hacerlo sin más compromiso que el de la emoción. Quiero que la gente entienda que soy un cantante de pueblo, me encantan las ávilas de España, las ávilas del mundo entero; me ofrecen que cante en París, en Londres, en Nueva York… pero yo no quiero cantar más en esas grandes ciudades donde ya he cantado muchas veces.
Imagino que poder decidir donde cantar, y donde no, debe ser todo un privilegio.
Claro que sí. La gente no puede pensar que yo canto en Ávila porque no tengo otro lugar en donde cantar; no, yo puedo cantar, desgraciadamente o gracias a Dios, en donde me salga de las narices, pero ahora he elegido cuatro lugares pequeños, y uno de ellos es Ávila. Y además tengo que decir que me apetece mucho cantar en la Castilla vieja y sólida, de verdad; me lo ofrecieron y dije que sí, que quería ir a Ávila, y yo le agradezco a la gente que se acuerde de mí y que me dejen cantar allí.
¿Irá a Ávila sólo a cantar o estará allí más tiempo?
Quiero estar en Ávila como 48 horas, para disfrutar de todo lo que ofrece la ciudad, su patrimonio y su gastronomía, algo que es muy entendible. Voy, me tomo un buen chuletón en uno de esos restaurantes abulenses que son una preciosidad, unas patatas revolconas, que me encantan, un buen vino por la noche, canto y me emociono y todo eso es una maravilla, ¿qué más puedo querer?
A Julio Iglesias le escucha todo el mundo, pero ¿qué música escucha Julio Iglesias?
Me gusta mi hijo Enrique porque me lo ponen mis hijos pequeños todos los días, y fuera de eso escucho a los grandes, por ejemplo a Elvis Presley, U2, Sinatra, Lennon… a los que cantan mejor incluso una vez muertos.
¿Es ese el caso de Amy Winehouse?
De Amy me gustaba su voz, frágil, en la que su pensamiento corría de una manera muy irracional pero preciosa; era una cantante buena, que dependía mucho de su estado de ánimo, pero a la que, como en otros casos, se quiere hacer mejor cuando su muerte es trágica. A mí me gustan los cantantes que no tienen muertes trágicas, exceptuando a Elvis y John Lennon, que son grandes a pesar de todo, porque morirse en la cama es lo más estúpido que puede hacer un cantante, según dicen los entendidos. Mercury, que también murió de manera trágica, era otra cosa, era un cantante muy sólido que tenía detrás una historia larga, grande, llena de vulnerabilidades.
¿Sigue motivado cada día que sale al escenario después de tantos años actuando o comienza a hacer mella una cierta rutina?
Si subiera al escenario por rutina ya me habría ido; si yo no tuviera pasión por cantar no lo haría ya, porque no tengo necesidad de hacerlo. Canto porque es lo único que sé hacer y lo único que me apasiona.
Con su dilatado repertorio, ¿cómo hace para elegir las canciones que interpretará en cada concierto?
En realidad trato siempre de cantar lo que la gente ha cantado conmigo, porque es la única manera de conseguir que el público esté contento.
¿Y qué va ofrecer en Ávila?
En Ávila voy a cantar desde La vida sigue igual hasta Vivir, desde Un canto a Galicia hasta La carretera, desde Abrázame hasta Quijote, ¡voy a cantarlo todo!. En conjunto mi actuación durará alrededor de dos horas… hasta que se canse el público. Creo que hay que cantar lo justo para que el público se vaya a casa y sienta que lo ha pasado bien, sin caer en el cansancio.
¿Le acompañarán muchos músicos en el concierto?
Sí, conmigo viaja mucha gente, gente que baila tango, que canta, grandes músicos, muchos ingenieros de sonido; mucha gente que garantiza que el concierto va a ser bonito, precioso, ¡porque estoy vivo!
¿Tiene ganas de seguir muchos años más sobre los escenarios?
Calculando que sobre el escenario me convierto en un chico de 25 años, si me siguen dejando cantar voy a seguir al menos 50 años más. ¡Qué maravilla que el escenario sea capaz de curarle a uno hasta comprar el tiempo!; es mucho más que mágico, porque si sobre el escenario eres capaz de enamorar a la gente y de que vuelvan a verte, el tiempo no pasa para el artista, incluso tampoco para la gente que va a verle. Uno se llena de nostalgia, de pasiones y de recuerdos y piensa más en el futuro; el escenario es muy futurista porque te da mucha ansiedad por vivir, y la ansiedad es mucho más fuerte que las ganas.
¿Dicen por ahí que sigue teniendo un gran tirón entre las mujeres?
El día que a mí no me gusten las mujeres no podré salir al escenario. Flirtear con la vida, y la mujer es vida y da vida, es algo fundamental. Cuando subo al escenario flirteo con todos los espectadores, también con los maridos, y luego me gustaría que cuando se vayan a sus casas se cuenten historias bonitas y se junten más. No quiero ser tan presumido como para llegar a pensar que si me escuchan puedo hacerles un poco más felices, pero sí es cierto que, si vienen, lo bueno es que se vayan más unidos.
Eso es ser optimista.
Claro que sí. Yo no puedo por menos que ser optimista, porque tengo el privilegio de hacer lo que más me gusta y, además, que por eso me quiera la gente, y eso es la monda, un privilegio.
¿Volverá a establecer su residencia habitual en España?
Yo soy de los escenarios que piso, tengo la nacionalidad de carácter español pero de profesión sin lugar, es decir que cuando canté en Moscú fui ruso y me encantó serlo; y al día siguiente fui portugués, luego fui chino y dentro de dos semanas seré abulense. ¡Qué maravilla! ¿no? Yo he pasado por todos los lugares de la vida y me he quedado siempre en un lugar mágico, que es el de todos.
Se acaba el tiempo de la entrevista, toca despedirse, pero antes Julio Iglesias, derrochando amabilidad como ha hecho durante todo el tiempo y ayudando al entrevistador a sentirse bien, añade: «No te olvides de dar de mi parte un fuerte abrazo a toda la gente de Ávila... estoy deseando ir a cantar a vuestra tierra».
DAVID CASILLAS (diario de avila)

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