Al otro lado del teléfono la voz de Julio Iglesias suena como la de ‘papuchi’. 70 primaveras (que cumplirá el 23 de septiembre) tienen la culpa. Pero la jovialidad delata pronto al artista que vendió 300 millones de discos en todo el planeta. Bromea con su edad tanto como con la de El Norte de Castilla: «Flaco, sois el doble de viejos que yo ¿eh?». A la vez regala titulares en defensa de sus ganas de trabajar, vivir y cantar. El pasado 17 de julio se cumplieron 45 años de su triunfo con ‘La vida sigue igual’ en el festival de Benidorm. Julio Iglesias lo está celebrando en el ecuador de una gira española que inició en Mérida y que culmina en Tarragona el día 18. 8 hijos y 2 matrimonios completan una vida profesional saldada con estrellas de la fama por todo el globo. El «Quijote de un tiempo que no tiene edad» no piensa, de momento, en la jubilación. Tiene las esperanzas puestas en que el Real Madrid recuperará identidad tras la era post-Mourinho.
–En una edad tan respetable y en medio de una gira mundial, ¿Cómo anda de energías Julio Iglesias?
–Bien, estoy bien. Lo que pasa es que en vez de cantar diez veces al día pues canto dos (risas). No, en serio. Estoy feliz de la vida porque estoy vivo. Tengo ganas de vivir. Mientras la pasión está fuerte yo creo que la vida está fuerte. Yo canto ya... por pasión. Si no, pues no cantaría.
–Usted nunca ha parecido echar la vista atrás ni pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Mantiene intacta esta filosofía?
–Por supuesto. Lo clásico es clásico pero lo moderno es lo moderno también. Dentro de lo moderno hay gente que es buenísima. Unos seguirán y otros se quedarán... ¡Es lógico! Como todo en la vida.
–¿Y si le dieran a elegir volvería a vivir otra vida como la de Julio Iglesias?
–¡Imagínate! Si fuera así yo quisiera ser Julio Iglesias, lógicamente. Pero hubiera querido que fuera todo más rápido. Hubiera perdido menos tiempo en una siguiente vida de Julio Iglesias. Pero por supuesto estoy agradecidísimo porque la vida me ha dado precisamente eso: vida y unos momentos increíbles. He conocido las dos vidas: la terrible de un accidente casi mortal y después la vida que me tocó sobrevivir.
–Premio al artista más popular en China y Récord Guinnes por ser el artista latino que más discos ha vendido en el mundo. Esos han sido sus últimos dos honores en este 2013. ¿Le sigue estimulando aún todo esto de los premios y méritos con todos los que ya tiene?
–El premio de China fue muy emocional. Me hizo mucha ilusión. Pero es cierto: Ya dije que no iba a coger más premios en mi vida. Pero lo de China me hizo ilusión porque me hace gracia pensar que en un país con tantas gentes, yo sea el artista más popular... Me pareció muy gracioso y el premio me lo dio un chaval joven, un pianista llamado Lang Lang que es tremendo. Y sobre todo muy simpático.
–¿Es consciente de que pertenece a la última generación de artistas que logró vender discos en cantidades mayoristas?
–Mmmmm... no lo había visto así pero es bastante interesante. Soy consciente de que la parte material del disco... eso que tocas ¿no?... pues que ha perdido consistencia porque hay otras maneras de vender música y de escucharla. Pero la música sigue llenando igual aunque sea en diferentes formatos. La música no desaparece por el hecho de que desaparezcan los discos o los viejos formatos. Lo que hay que hacer es legalizar y conseguir que tenga lógica que las ventas de música se dirijan a los autores y a los artistas jovencitos que empiezan a cantar. Eso es importantísimo.
–Como experto en Benidorm y en Eurovisión, ¿Qué tenemos que hacer para recuperar el pulso?
–Lo primero: Si hay una buena canción, guardarla (risas) y no enseñarla. Cuando hay un autor o una compañía que tiene una buena canción que la reserve para ese momento maravilloso que ve tanta gente. Pero Eurovisión es algo que está también muy politizado. Ha perdido consistencia.
–Le tira más Benidorm...
–Yo no nací en Eurovisión. Yo nazco en el Festival de Benidorm con una canción como es ‘La vida sigue igual’ que hoy tiene tanta fuerza como hace 45 años. Sin embargo cuando fui a Eurovisión fui con ‘Gwendoline’ que no tiene nada de consistencia y que no tiene nada que ver con lo que yo pienso musicalmente. ‘La vida sigue igual’, por ejemplo, no tiene edad. Eurovisión para mi fue un traje de azulina que estuvo muy bien para la televisión en color. Una ‘cursilada’. Además tenía tanto miedo y tantos nervios con tanta gente alrededor que yo decía «me voy a morir aquí de angustia». No tengo un recuerdo grande de Eurovisión. Quedé el sexto. Pero Benidorm fue histórico porque me dio ganas de seguir cantando y me emocioné, me apasione por la música. Y eso fue importante... decisivo diría yo.
–¿Cuál es su canción favorita de Julio Iglesias?
–Tampoco sé decirte. Sería mal papá de eso. Me gustan las canciones que cantadas hoy me parecen jóvenes. Por ejemplo yo no he vuelto a cantar canciones como ‘Gwendoline’ u otras ¿no? Pero me gusta cantar ‘La vida sigue igual’, me gusta cantar ‘Me olvidé de vivir’, me gusta cantar ‘Hey’, ‘Quijote, ‘Truhán’... tantas canciones que fueron parte de mi vida ¿no? Y que siguen con más fuerza que nunca.
–Diana Ross, Sinatra, Rocío Durcal, Stevie Wonder... ¿Con quién ha tenido mejor química a la hora de trabajar codo con codo?
–Con todos. De todos he aprendido. Todos eran maestros. Cuando se canta con esas voces tan especiales uno se queda con esa motivación tan grande y con esa emoción . Uno aprende de esas emociones. Siempre.
–¿Y con los políticos, reyes, jefes de Estado de todo el mundo con los que ha hecho protocolo... se le ha dado bien el tiki-taka?
–No. Yo nada más que escucho, aprendo y quiero entender que los ojos son igual que las palabras. Pero siempre me equivoco. Conocer a la gente necesita su tiempo. Nosotros pensamos que el instinto es muy fuerte para el conocimiento. El instinto es fuerte para momentos emocionales de la vida, pero no es válido para conocer profundamente.
–Sigue siendo buen portero... ¿Cómo ve por cierto al Real Madrid ahora que Mourinho ya no está en el club?
–Creo que no va a ser una etapa fácil. Ojalá que no se mezcle ya más tanto la emoción con la profesión. La emoción y la profesión están muy reñidas a veces. El Real Madrid es un equipo, de grandísimos profesionales y necesitamos volver a esa unidad de equipo de vestuario que es importantísimo y de profesionales. El club necesita gente que entienda la entidad perfectamente y que trabaje para la entidad y para el equipo. No quiero decir, y lo digo bien claro, que ‘Mou’ me parezca un entrenador malo. Todo lo contrario. ‘Mou’ es un entrenador excepcional. Pero siempre dije que estaba muy convencido de que cuando ‘Mou’ se iba a su casa tras el partido, se iba a arrepentir de muchas cosas que decía... Y yo lo creo así.
–Ocho fechas para su gira española. No está nada mal. ¿Hay algo que no se haya visto ya en un Tour de Julio Iglesias?
–Es una gira de amor de cariño, de ‘gracias’ sobre todo. De gracias porque lo mío es una cosa de generosidad absoluta por parte del público. Llevo cantando 45 años en el mundo entero y tengo la suerte de poder volver a cantar en mi país. Los entendidos siempre dicen que el triunfo más importante de un artista es poder volver a su tierra a trabajar. A mí me han dejado volver siempre. Por eso en esta gira doy las gracias más que nunca.
–Finalmente, ¿cómo anda la familia?
–¡La familia está perfecta flaco! Tengo una familia que es una maravilla. ¡Todos! Mis hijos, mi mujer, los mayores... que tienen todos un éxito grandísimo. Son felices y yo soy feliz. ¿Qué más quiero chico? Voy a tocar madera.
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