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30 nov 2010

Julio Iglesias: un experto vinícola cuando baja del escenario

Julio Iglesias, nuestro cantante más internacional, descubre al gran público otra de sus pasiones: el vino. El cantante madrileño no sólo degusta el vino con devoción sino que también disfruta de su aventura como bodeguero.

Todo comenzó en el año 2000, cuando un grupo de profesionales y empresarios, encabezado por Alfonso de Salas, actual presidente de Ecoprensa, editora de elEconomista y fundador del diario El Mundo, se lanzó a la aventura de constituir una pequeña bodega bajo el nombre de Montecastro. En tan sólo 10 años, han logrado convertir ese pequeña ilusión en un vino sobresaliente premiado por The New York Times como mejor vino de la Ribera del Duero en una cata de 20 botellas de menos de 45 euros.

La pasión vinícola de Julio Iglesias comenzó con 26 o 27 años según publica el Magazine de El Mundo. "Me di cuenta de que el vino tenía cierta magia y como viví en Francia allí empecé a beber un poquito", señala. Eso sí, pone una pega, "los vinos eran carísimos y no entendía como la gente podía gastar ese dinero". Julio Iglesias, habilidoso en el mundo del vino como en los escenarios aprendió a comprar vino barato, "por 10 o 15 dólares comprabas una botella que se podía convertir en una botella grande.

El gran salto: de aficionado a bodeguero
Volviendo a su bodega, Iglesias señala que cada vez que tenía un poco de dinero "compraba vinos", muchos de ellos aún siguen guardados en su casa de Miami. Eso sí, hubo un momento en el que dio el salto, ¿para que comprar o coleccionar si se puede hacer?

El artista aclara que quien hace el vino es Bertrand Erhard Petel, enólogo de Montecastro, y que Alfonso de Salas busco las tierras. Orgulloso, destaca como "fue un nacimiento terriblemente inteligente. Empezamos por lo básico, buena viña, buenos viticultores, buenas gentes que trabajan y que entienden... y ahora tenemos un grandísimo vino", señala.

Iglesias recuerda sus comienzos que no fueron sencillos. "Al principio no me gustaba el vino que hacíamos y estaba un poco decepcionado" y eso se lo trasladaba a Alfonso de salas pero en el año pasado se produjo un cambio. "Probamos los vinos de 2005 y este año los de 2006 y me empecé a emocionar", señala, para finalizar asegurando, "estamos haciendo las cosas bien".

Se llena de orgullo hablando de Montecastro. "Es un vino baratito, en una bodega desde 17 o 18 euros, barato y de una calidad excepcional, y puedo decir con mucho orgullo que soy copropietario de una bodega".

Otros flirteos del cantante con el vino
Se trata de la primera aventura vinícola de Julio Iglesias pero ya se lo había planteado antes. Huno un acercamiento a Vega Sicilia en 1982 que no se llegó a materializar. "La bodega estaba en venta y unos venezolanos ya estaban con la compra, de haberlo sabido unas semanas antes...", lamenta Iglesias. Y también se rumoreó con Pesquera pero el cantante deja claro que ahí no hubo nada, "Lo único es que aplaudí mucho a Alejandro Fernández -su creador- porque es un guerrillero del vino, un hombre autóctono y que hace toco con una autonomía natural".

Tras casi diez años en esta aventura, Julio Iglesias recuerda el vino que le enganchó: "Fue un Lafite de 1962, me enseñó la profundidad del buen vino", y de ahí... a Montecastro y su premio en The New York Times.

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