Pekín, 21 abr (EFE).- Han pasado veinte años desde su primera actuación en el gigante asiático, pero los chinos no le han olvidado. La voz de Julio Iglesias, "Huliao" en mandarín, volvió a oirse hoy en Pekín en un concierto en que el público se rindió al ritmo y carisma del incombustible artista.
La voz y populares letras del cantante resonaron en el teatro del Centro de Exhibiciones de Pekín ante más de 2.000 personas, una audiencia entregada que "cantó" junto al artista algunos de sus éxitos así como versiones a medida de otros conocidos artistas.
"Es un muy buen cantante. Es la primera vez que le oigo y me recuerda a España, un país de pasión y con buena música y baile", aseguró a Efe Zhou Li Na, una de las asistentes al concierto.
Y es que el idioma no fue una barrera para que Julio conectara con su público, con el que interactuó constantemente durante las casi dos horas de actuación.
"Gracias China, Gracias Pekín", dijo el artista en numerosas ocasiones, que conquistó al público ya desde el inicio del concierto, cuando dedicó unas palabras a los afectados por el reciente terremoto en la provincia de Sichuan.
"Hoy es un día difícil para el pueblo chino. El terremoto ha cambiado la vida de miles de personas. Mi corazón, mis sentimientos, mis emociones, mis alabanzas y mi pasión van hacia esa gente que está sufriendo", rezó el artista.
La actuación de Julio Iglesias en Pekín supone un doble triunfo para el cantante: la vuelta a una tierra "muy querida" -donde vivió con su primera mujer en los setenta- y el cierre "con éxito" de su gira en el país asiático.
Y es que el inicio en China fue agridulce. En su primer concierto en Shanghái, y a pesar de las "ganas" con las que aterrizó, su voz le jugó una mala pasada.
Julio, entonces, en un actuación a medio gas, salió a disculparse con un público totalmente entregado y que, a pesar del incidente, estalló en aplausos.
Tanto en su segundo concierto en la ciudad sureña de Shenzhen como en el de hoy, el panorama fue bien distinto para el cantante, que encandiló a los chinos con temas como "Amor, amor, amor" o "Me va, me va" en español, aunque también cantó en inglés, francés e italiano.
Hoy, a diferencia de su actuación de hace dos lustros, Julio no se atrevió con el mandarín, aunque sí dejó constancia de su "predilección" hacia el gigante asiático.
De hecho, Julio fue el primer artista latino en pisar el escenario de la televisión pública del país, CCTV, en la gala de Año Nuevo chino -el equivalente a la Nochevieja occidental- y por ello muchos aun le recuerdan.
"¿Sabéis por qué fui el primero en venir a este país? ¿Sabéis por qué canté en mandarín?", preguntaba hoy el artista al público.
"¡Porque os quiero!", respondió ante el júbilo de la audiencia, y añadió que "siempre he dicho, aquí y en todas partes, que China dominará el mundo".
"Siempre me ha gustado, parece que los años no pasan para él", explicó al término del concierto Du Liqiang, otra de sus fans chinas, quién ha "ahorrado" para conseguir una entrada y ver a uno de sus artistas favoritos.
La retirada de los escenarios no está en el futuro cercano del cantante, de 69 años, según aseguró a su llegada a la capital a principios de mes, donde presentó su gira por el país.
Hoy, ante su público, reiteró: "estar encima de un escenario es lo que me importa más en mi vida".
Tras sus tres paradas en China, Julio Iglesias parte hacia Singapur y Taiwán, para después volver a su tierra, España, en una gira que le ha llevado por todo el mundo, desde Rusia hasta Asia.
Se trata de una ruta destinada a promocionar su último disco, "Julio Iglesias, 1", que ya es multiplatino y para el que el compositor volvió a grabar muchos de los temas que le lanzaron al estrellato.
Con más de 300 millones de discos en el mercado, el cantante recibió este mes de abril el premio Guiness al artista latino que más ha vendido en el mundo, un galardón que recibió en la ciudad que hoy cantó y donde también fue aupado como el cantante latino con más éxito en China.
"¡Te queremos, Julio!" se oía hoy en los descansos entre tema y tema, unos gritos a los que el "maestro" respondía -siempre en inglés- con un "yo también os quiero".
Solamente al final, cuando se oía de nuevo el "me va, me va", Julio se animó y se despidió con un "zaijian" -adiós en mandarín-, mientras gran parte del público ya se había levantado de sus sillas y bailaba la melodía latina y pegadiza de uno de sus mayores éxitos.
Por Xavier Fontdeglòria
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22 abr 2013
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