A las siete de la tarde de ayer, 49.802 personas "están hablando de esto" en su página de Facebook. "Esto" es Julio Iglesias, cuyo "Me gusta" ha sido clicado por 658.529 personas. "Esto" es el artista latino que más discos ha vendido, aunque con 44 años de carrera (Yo canto, 1969) estamos hablando de un artista que nace cuando los discos se compraban porque no se podían fusilar. Da igual. En cualquier caso, su buena salud (y la de su música) está más allá de cifras, récords y su perenne buen color y aspecto físico. Julio Iglesias regresó anoche a Barcelona, al escenario proclive del nuevo Festival Jardins de Pedralbes, con el sold out anclado en la web del certamen desde hace un mes. Todo vendido. De las entradas (sin visión) a 17 euros a las de 188. Ni una silla. Es verano. Se acerca julio.
Julio Iglesias comparece a las 22.10 de la noche e incluso si no fuera un absoluto profesional del escenario, miles de horas sobre las tablas, si no desprendiera ese buen rollo (Hey!), la platea lo ovacionaría. Viene a cantar sus grandes éxitos, que nos podrían llevar hasta la hora del desayuno. En un momento dado, hasta propone que antes de esa hora, las parejas presentes bailen el tango hasta el embarazo; él sacó una pareja a bailar en A media luz. Es su segunda cita en España de la gira de este año, que inició el sábado en el Teatro Romano de Mérida y que le llevará, después de anoche, a Elche, Roquetas de Mar, Ciudad Real, Marbella, Algeciras, Santander y nuevo a Catalunya; actuará en el Camp de Mart de Tarragona el 18 de agosto.
Anoche, como en otros conciertos de esta gira por medio mundo, arrancó con su declaración -bidireccional- hacia el público barcelonés: "Amor, amor, amor". Un amor bien explícito. "Baaaaarcelona. Catalunya. Bendita tierra".
Entre el público, otro universal: Rafa Nadal, cariacontecido después de su inexplicable (por inmediato) adiós a Wimbledon, en primera ronda. Fue el coprotagonista de la noche. Julio le dio todo su cariño. También el público, como si fuera el héroe vencedor. Cuando apareció hacia su localidad entre la nube de fotógrafos, ovación. Después de Amor..., Julio preguntó por él, "¿dónde estás, Rafa?" -ovación- y lo definió como el deportista -Iglesias lo fue en su juventud- que más ha hecho soñar al país en los últimos treinta años. Luego lo elogió como hijo ("aunque me gustaría que fueras mi hermano"), antes de proseguir con La gota fría, Galicia (la canción que dedicó a su padre), Natalie, Me olvidé de vivir, Mammy Blue, Me siento de aquí, Caruso, Ne me quite pas, La carretera, Careless Whisper...
En un momento dado apareció, extrañamente, un Julio político: se refirió a diversos "pueblos del mundo", como los "chinos, o los hindús", gentes "de religiones diversas, pero todos juntos"... "Este discurso es el del amor profundo hacia las gentes juntas. Nadie hace nada si no se junta". Ovación. Esto es Pedralbes.
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