Julio Iglesias hizo su aparición en el escenario con forma de pórtico griego como el ídolo de la música que es mientras un público fiel atronaba el aire sobre la plaza de toros de Ciudad Real, en uno de los escasos siete conciertos que ofrece en España este verano.
La puesta en escena, el juego de luces y la grandiosidad del escenario están pensados para ‘alimentar’ la emoción del público, dispuesto a seguir sus canciones favoritas y pedir más, porque a fin de cuentas, es imposible que todas las canciones señeras del artista latino de más éxito de la historia quepan en un único concierto.
Los primeros compases de Amor, La gota fría y Un canto a Galicia fueron su saludo al público manchego, y con ello liberó la expectación que las gradas iban acumulando, en especial en los tendidos, desde el mismo momento en que se abrieron las puertas del coso taurino a las 21.00 horas.
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