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18 oct 2008

JULIO IGLESIAS EN BUENOS AIRES


El cantante español Julio Iglesias concluyó hoy el primero de sus conciertos en Buenos Aires dentro de la gira por sus 40 años de carrera cautivando al público, con la confesión de que cuando canta un tango todo su cuerpo "se pone de puntillas".

"Cómo les voy a contar yo a los argentinos lo que se siente cuando se escucha la música de un tango", se preguntó el cantante en el estadio Luna Park de Buenos Aires, poco antes de entonar la célebre canción "A media luz".

"Yo nací de un tango, no hay baile donde dos cuerpos se junten más, y esa es la historia más bonita que les puedo contar", confesó al público mientras una pareja de argentinos se disponía a adornar su canción bailando al ritmo del dos por cuatro.

El artista, que ha vendido más de 250 millones de discos a lo largo de sus cuatro décadas sobre los escenarios, aseguró que no ha perdido la pasión y no tiene pensado bajarse de las tablas. "Yo quiero cantar hasta que me muera", confesó en una entrevista en el camerino del estadio minutos antes de comenzar con su espectáculo, tranquilo y confiado.

Suenan los primeros acordes de "Quijote" y las miles de personas que abarrotan el estadio, con una media de edad que rondaba los cincuenta, se deshacen en aplausos y ovaciones para el cantante, que con una enorme sonrisa agradece el "cariño" de los porteños.

A lo largo de la noche, Julio Iglesias fue desgranando sus temas más conocidos "Manuela", "Soy truhán soy un señor", "Canto a Galicia" mientras la sección femenina del público le solicitaba a gritos "amor" e incluso "hijos". Y es que Iglesias no ha perdido la galantería que lo hizo famoso y a sus 65 años continúa explotando los gorgoritos, la blanquísima sonrisa y esa mano en el pecho que enloquece a sus fans.

Pero tampoco se ha confiado a pesar de ser el artista latino que más ha vendido en la historia y en el ensayo de más de tres horas previo al concierto no deja ningún detalle al azar y controla desde las coreografías hasta las luces.

Tras el ensayo, en su camerino, pide una aspirina para paliar un dolor de cabeza "del carajo" y se dispone a descansar y concentrarse para el show mientras cena una carne argentina. Y no es de extrañar que esté cansado, pues en 2007 comenzó una gira que le ha llevado a dar la vuelta al mundo, desde Suráfrica hasta Buenos Aires, pasando por lugares tan exóticos como Uzbekistán, desde donde llega a la capital argentina.

No está dispuesto a parar, pero sí reconoce que este tipo de presentaciones y tantas horas de vuelo pasan factura, de modo que a partir de ahora se lo tomará con más calma y hará sus giras "más largas, más asentadas".

De momento repite en el Luna Park de nuevo con las entradas agotadas y antes de continuar su gira por Estados Unidos el día 21 ofrecerá un concierto en la ciudad argentina de Córdoba, aunque no sea la que le enamoró cuando la pisó, honor que le pertenece a la reina del Plata. "Cuando llegué a Buenos Aires lo primero que hice fue enamorarme, y cuando vuelvo año tras año me sigo enamorando", confesó al público durante el concierto.

"A mi me gustan mucho los hombres en Argentina porque ellos saben que me apasionan sus mujeres y lo respetan", continuó bromeando. Sin duda es un enamorado de este país "brillante hecho por culturas bellísimas", que siempre le recibe con los brazos abiertos y los conciertos llenos.

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