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9 ene 2010

ENTREVISTA A JULIO IGLESIAS

Julio Iglesias: "Necesito reinventarme".Por: Eduardo Slusarczuk
Hola, soy Julio Iglesias. ¿Cómo estás?". Sin intermediarios, el cantante, que llama desde su casa de Punta Cana, arranca la charla con la pelota en su campo. "Dime, ¿Cuántas entrevistas tengo hechas para Clarín, 60, 70?", pregunta.

"No sé si tantas, pero hay una buena cantidad en el archivo", respondo, con el tiempo justo antes de que arremeta: "O sea que ya te has clarificado de todas las tonterías que he dicho en mi puta vida".

Convengamos que algunas dijo. Pero cuesta creer que se pueda sostener una vigencia de cuatro décadas sin decir algunas cosas interesantes.

No lo sé. Será que a lo mejor hay mucha gente que vive y se muere tonta. Yo, a esta altura no hablo más que boludeces. ¿Qué voy a decir a los 66 años? Lo he dicho todo ya. Soy cantante, soy hombre, por ahora. ¿Qué más quieres saber?

Falsa o sincera modestia. Lo cierto es que, en parte, el hombre no miente. A lo largo de la media hora que dura la comunicación pronosticará, como en 1977, que la Argentina será nuevamente un país de inmigrantes y no de emigrantes, repetirá que lo que más le gusta hacer en la vida es cantar, volverá a decir que seguir dando entrevistas lo hace sentir vivo, y ratificará que si hay algo que jamás negociará es su estilo.

No obstante, el diálogo tiene actualidad. "¿Cómo salió la selección argentina con la catalana?", interroga. Escucha el resultado, y presagia, o más bien consuela. "Argentina jugará muy bien en el Mundial. Tiene unos jugadores excepcionales", dice, y aprovecha el bloque futbolero para recordar que "hace unos 20 años", cantó Caminito, "en el Camp Nou, ante unas 100 mil personas, con Diego y Plácido Domingo."

La intriga acerca de qué tan bien pudo integrarse Maradona al dúo de cantantes dura segundos. "Una persona que afina tanto con el pie y con la cabeza, no desafina nunca". Y por un instante refresca la imagen de Charly García reivindicándose como un contestador profesional de reportajes. "En mi archivo tengo cuatro respuestas para cada pregunta", dijo alguna vez García. Y por un instante parece que Iglesias acaba de recurrir al suyo.

Sin embargo, va más allá. "La afinación es algo muy poco estético. No hay que ser muy afinado para estar afinado en la vida", dice.

¿Significa que la afinación no es tan relevante como a veces se piensa?

Mira, te digo algo importante: los grandes cantantes son cantantes de estilo. Cuando uno escucha cantar a los grandes, enseguida se notan los estilos. El melodrama de Plácido, la fuerza de Pavarotti, la sensibilidad de Carreras. Pasa como con los pintores, los escultores, los escritores. Como con la gente del campo, que sabe cuándo va a llover sin que se lo digan los meteorólogos. O con los presidentes: el pueblo los elige aunque no hayan sido los número uno en la escuela. Hay una estética natural que la da la vida, Dios o no sé qué, y que no tiene por qué estar arraigada a la lógica.

¿Quién detecta eso primero? ¿Los críticos o el público?

Los críticos, los especialistas pueden decir si una técnica es buena o mala, si alguien afina o canta bien. Pero al final, el que decide el éxito de un artista a través de los años es el pueblo. Son muchas cosas las que se ponen en juego. Por eso cuando alguien pregunta desde la lógica por qué uno tiene éxito no hay mucha respuesta.

Julio Iglesias plantea una especie de doble lectura de lo que llama éxito. Es capaz de decir que "la venta de un disco no significa mucho", pero apela a las cifras cuando decide agregarle contundencia a su modo amable de decir las cosas.

"Hay una cosa importantísima y que ya vale la pena decirla", anuncia. Y monologa: "Yo soy el cantante latino más importante en venta de discos en la historia discográfica. Y en esto no tiene nada que ver que tenga un Grammy. Elton John creo que no tiene ninguno, tampoco Los Beatles. Elvis tiene uno por cantar gospel. Yo tengo uno, como Sinatra, y hay otros tipos que tienen 500. Pero nosotros vendemos un producto que son los discos y yo soy el que más vendió. Durante muchos años y en montón de idiomas. Entonces, de vez en cuando, me gusta alentarme en mi propia modestia y decirme: 'Coño Julio, si has vendido tantos millones de discos, ¿es que la gente es tonta?'."

Sin embargo, enseguida vuelve sobre la idea de que las ventas no significan tanto. "Lo que sí significa mucho -destaca- es volver. No el volver del que habla Gardel, sino volver a cantar en los lugares en los que uno ya lo ha hecho. No hay nada más privilegiado para un artista que regresar a los sitios. A mí me produce una sensación maravillosa volver una y otra vez a cantar en la Argentina, donde canté por primera vez hace 42 años."

¿Hay cosas que aún lo sorprenden cuando va a un lugar en el que estuvo tantas veces como la Argentina?

Me despierta curiosidad ver cómo cambió a lo largo del tiempo. Conozco una Argentina que ha pasado por muchas variantes. Desde la de la época de Perón hasta la actual. Y he llevado un estudio no sólo a través de lo que he leído, sino a través de lo que he visto.

¿Los estímulos que recibe desde el público han cambiado mucho?

No tanto. En el fondo, no somos tan distintos los que estamos arriba del escenario y los que están abajo. La gente que recibe la música con pasión también la canta así. Siempre. Y para el artista, después de tener un estilo y una técnica, que en mi caso es muy pequeña, la pasión es algo fundamental. Eso es lo que hace que la gente sienta lo mismo que yo siento, que es que me sigue gustando cantar. Yo voy a cantar a la Argentina, seguramente no por dinero. Voy porque me gusta muchísimo cantar allí. Porque, además, si no canto me muero.

¿Le resulta difícila armar el repertorio de los conciertos?

Armarlo físicamente, es relativamente fácil, porque consiste en reunir las canciones más populares, y añadirles algunas nuevas, si es que hay un nuevo CD. Lo difícil es recrear la conmoción que te produce cantarlas. Lógicamente, hay que capitalizar cosas que a uno le pasan en la vida, para nutrir de pasión a cada canción. Más allá de la propia pasión que me produce simplemente estar en el escenario.

Entre otras cosas, esa vida de la que habla Iglesias estuvo atravesada por dos matrimonios, el nacimiento de ocho hijos, además de, según él mismo confesó, relaciones con más de mil mujeres, con algún pequeño escándalo incluído. Pero jamás, al menos públicamente, por cuestiones vinculadas con otros excesos.

¿Cómo se hace para no sucumbir ante otras tentaciones o excesos que suelen acompañar a la fama?

La disciplina a veces es temprana, y a veces tardía. Pero cuanto más temprana es, más durás físicamente y mentalmente. La cabeza se despierta más tranquila, y eres más libre. Puede que a la libertad que tienes a los 25 años le sumes una serie de circunstancias como las drogas, el alcohol, que son muy bonitas, pero que al momento de dejarlas te producen un gran vacío. Yo tengo 66 años. Si no hubiera tenido una vida rígida no sería cantante.

Tampoco lo sería, quizá, de no haber tenido el accidente que tuvo (n. de la r.: una lesión en la rodilla cuando jugaba al fútbol).

No. Yo soy cantante por muchas cosas, pero fundamentalmente por aprendizaje. De hecho comencé a cantar muy mal. Pero una vez que empecé, canté desde Sinatra a Stevie Wonder, desde Sting hasta Plácido, del rock al pop. Canté con todos. Y cuando todos te dejan cantar con ellos, es porque algo tienes.

En su lista, Iglesias mezcla artistas de distintos géneros. Sin embargo, pone en un párrafo aparte a los artistas latinos. "Tienen más complejos. Pero yo me río de eso", dice.

A punto de emprender una gira por América del Sur, Asia, Africa, Estados Unidos y Europa, admite que hoy, lo único que le interesa, es la música y su familia. Y reconoce que "el mundo paralelo que tiene, con 50 mil negocios" lo aleja de lo que más le gusta hacer. "Cada vez tengo menos tiempo. Y eso me asusta", dice con resignación.

Pero enseguida retoma el tono anterior, y anticipa que en octubre volverá a grabar. "Hace dos días he firmado mi libertad después de un juicio de tres largos años que he mantenido con Sony. Me he pasado todo este tiempo sin pensar en nuevos proyectos discográficos porque estaba defendiendo mis intereses. Ahora, la compañía está libre de mí, y yo estoy libre de la compañía", anuncia.

¿Ya tiene alguna idea?

En realidad no tengo la menor idea de lo que quiero hacer. Lo que sí me gustaría de verdad es rodearme de gente sabia. Quiero dejar un poquito más de espacio a la curiosidad de otros para ver qué pueden descubrir en mí, antes que intentar saber qué más puedo descubrir yo mismo.

¿Imagina algún cambio en particular?

En realidad, necesito reinventarme. Y no tengo muchas ganas. En cambio, si les doy paso a estos críos llenos de fuerza y llenos de ideas, pues seguramente podrían aportarme algo nuevo. Y creo que es lo que voy a hacer: rodearme de gente que sabe y que entiende la música de una manera diferente a la mía. Pero sin apartarme de mi estilo. Eso es algo que no puedo hacer. «

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