Los fans de Julio Iglesias no entienden de crisis

Sus temores, si los tuvo, se alejaron enseguida al comprobar que no sólo la Plaza de Fefiñáns de Cambados estaría repleta sino que ademas los organizadores tuvieron que sacar a la venta 200 entradas de silla más al agotarse enseguida las primeras 700 que se dispusieron. Y eso a pesar de que costaban la nada despreciable cantidad de 90 euros. Ahí es nada. Y seguir la actuación en pie, 37. La crisis no se dejó notar la noche del miércoles en la primera gran actuación de las Festas do Albariño.
Tampoco lo hizo la lluvia pese a que durante toda la jornada las nubes amenazaron con aguar el espectáculo de Julio Iglesias, que salió al escenario pasadas las diez y cuarto ataviado con el impecable traje negro y camisa blanca que ha convertido a lo largo de las décadas en su uniforme de faena.
“Amor, amor” fue la primera canción elegida para abrir la noche y enseguida se unieron a Julio Iglesias las voces de las cinco mil personas que abarrotaban la plaza –las entradas se agotaron poco antes del concierto– y se desplegaron cientos de cámaras fotográficas, de vídeo y sobre todo teléfonos móviles para inmortalizar cada momento.
Gritos de júbilo acompañaron las primeras palabras del cantante, que intentó hablar en gallego. “Boas noches. Canta morriña. Cuánto tiempo sin venir a esta tierra tan querida como es Galicia por tantas y tantas cosas que saben. Qué alegría volver a Cambados”, dijo antes de continuar con “Natalie” y “Ni te tengo ni te olvido”.

repertorio de clásicos
El ritmo cambió de inmediato con “La gota fría” y uno de los primeros dos tangos –bailarines incluidos– con los que el público pudo disfrutar de una noche en la que tampoco faltaron las versiones de temas emblemáticos como el “My Way” de Frank Sinatra, aunque cantado en castellano “A mi manera”. Sí se atrevió con el inglés Julio con dos duetos que hace años interpretaba con Diana Ross, que en Cambados fue relevada por las voces de dos de las integrantes del coro. Tampoco faltó el italiano del repertorio de Julio Iglesias, que se atrevió con “Caruso”, un tema reservado para grandes voces. Consciente de que la suya no está entre ellas, Julio Iglesias compensa esa carencia con un estilo propio que ha dado pie a multitud de imitaciones que en ocasiones han superado a su modelo. Así, no eran pocos los admiradores que, en Cambados, se desgañitaban pidiendo a su ídolo un “uhea” o un “hey”, supuestamente marca de la casa aunque en la hora y tres cuartos de concierto no se le escapó ninguno.


Sí llegó el aclamado “Un canto a Galicia”, tras el que recordó la figura de su padre y su niñez en Galicia, y clásicos como “Me va”, “Me olvidé de vivir”, “De niña a mujer”, “Manuela” o “Por el amor de una mujer”. “Esta canción la canté por primera vez hace cincuenta años”, confesó el artista, que este año soplará 69 velas. Muchos del público no habían nacido todavía.
Cinco minutos antes de la medianoche, presentó a la banda que le acompaña en sus conciertos, repitió el “Me va” y se fue sin dar opción a que el público le pidiese los bises llamándole “torero”. Algunos lo intentaron pero tras encenderse las luces todos captaron la idea y asumieron que el concierto había acabado. “Así es Julio”, admitían resignados los más veteranos.n