El cantante Julio Iglesias eligió Lucena para dar su único concierto en Andalucía dentro de su nueva gira internacional. Más de 8.000 personas quisieron acercarse hasta el coqueto estadio de fútbol de la ciudad aracelitana para ver sobre el escenario al cantante con más grabaciones del mundo en el bautizado como «Concierto del Amor».
Dicen quienes le conocen bien que el secreto de su éxito y de la simpatía que millones de personas sienten por él radica en su profesionalidad, tanto en los estudios de grabación como en sus directos, mimando cada nota y palabra, logrando un sonido intransferible, con personalidad propia. Ayer volvió a demostrarlo en Lucena.
Cuando a las diez y cuarto de la noche salió al espectacular escenario instalado frente a la tribuna principal del estadio, muchos de sus seguidores llevaban ya varias horas en sus asientos o merodeando por los alrededores del campo de fútbol.
Desde las siete de la tarde ya había movimiento en las instalaciones del estadio. Un grupo de mujeres llegadas desde Granada se refugiaban con un paraguas del calor. Otros protestaban por la oferta de última hora de dos entradas por una: «Tuve que ir a Córdoba a comprar mi entrada y a un precio muy alto», comentaba con indignación una fan lucentina. Alrededor de las ocho un microbús llegaba a Lucena con un buen número de mujeres procedentes de Almargen, en la provincia de Málaga. También fueron muchos los cordobeses que decidieron convertir por un día a Lucena en la referencia de la provincia.
A medida que se acercaba la hora del concierto las puertas del estadio de fútbol de Lucena se transformaron en una pasarela en la cual cada espectador lucía sus mejores ropajes.
Tras los flashes del «photo-call», con menos lentejuelas de las esperadas, por el que pasaron Julio Benítez «El Córdobés» y su esposa, el locutor de la COPE y Cuatro Manuel Lama o Andrés Bruguera, junto a algunos políticos locales, llegó la hora del concierto.
Impecable, embutido en su clásico traje y corbata oscuros y camisa blanca, uniforme de trabajo de sus últimos cuarenta años de carrera, Julio Iglesias salió al escenario para ir desgranando durante más de una hora y media sus temas más conocidos, coreados en todo momento por sus fans, que no dudaron en sustituirle en distintos momentos de su actuación.
Su voz, con 68 años recién cumplidos, no es ya la del jovencito que encandiló a muchas de las fans que ayer le aplaudieron en Lucena, pero sus gestos, su pose y sus tablas sobre el escenario bastaron para meterse al público en el bolsillo desde que comenzaron a sonar los primeros acordes entre cientos de flashes del público, ya que algunos miembros del séquito de Iglesias hicieron todo lo humanamente posible para dificultar el trabajo de los profesionales de la prensa, pese a los esfuerzos de la organización local.
Propias y versiones
En su repertorio no faltó de ninguno de los temas que esperaba su público, desde el «Un canto a Galicia» dedicado a su padre, a su gran éxito «Hey!», pasando por temas prestados de Pavarotti, Albert Hamond, Gardel o Jacques Brel. Mucho más fácil con una gran banda de músicos de primera y tres coristas sobre el escenario que arroparon perfectamente el espectáculo.
Tras Lucena, Julio Iglesias viajará hasta Gandía y Ávila donde las entradas están ya prácticamente agotadas. En Lucena, anoche dejó claro que la edad no pasa en balde, pero también que el músico no tiene ni ganas ni intención de decir adiós y que aquí hay cantante para rato. «La vida sigue igual», como él mismo dijo anoche.
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